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"Il y avait une fois LA RÉALITÉ"
Louis Aragon
Duerme. Aunque no lo consigas. Aunque al amanecer no recuerdes más que los sueños de la noche anterior, y eso se explique porque fuera de los sueños no pase nada. Nunca. Un vacío. Una sombra que se extiende desde el pasado y sobre el futuro, igual que cuando en la penumbra tu pupila se ensancha hasta cubrir casi por completo el verde líquido del iris. Pero nadie podría darse cuenta, porque nadie sería capaz de definir el color exacto de esa mirada; tal vez porque mirarte produzca un vértigo irremediable, o porque dicho vértigo esté causado –paradójicamente- por el espejo que te separa de los ojos del mundo. Y te destiñes en el aire porque no eres más que aire. Espontáneamente, sin ese alguien invisible que te contemple mientras te desvaneces.
Duerme. No te despiertes. Duerme. Sueña. Sueña, porque si no…
Ojalá nunca hubiéramos descubierto tu terrible secreto, Segismundo.
1 comentario:
Es hermoso, creo que ya no me importa saber si lo comprendo, porque desde una oscura ciudad sigo empeñado en reivindicar lo que no vemos, así como los irlandeses han tenido su música para rebelarse contra la mediocridad y el olvido, observo con estupor como los sacerdotes de nuestra poesía quieren interpretar las causas de la actual atonía sin mirar siquiera a la mejor generación de poetas que el mundo haya tenido. Sin saber precisar el por qué me gusta lo que haces.
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