lunes, 19 de enero de 2009

Estoy cansada del estar cansada

Golconde, René Magritte
Estoy cansado


Estar cansado tiene plumas,
tiene plumas graciosas como un loro,
plumas que desde luego nunca vuelan,
mas balbucean igual que loro.
Estoy cansado de las casas,
prontamente en ruinas sin un gesto;
estoy cansado de las cosas,
con un latir de seda vueltas luego de espaldas.

Estoy cansado de estar vivo,
aunque más cansado sería el estar muerto;
estoy cansado del estar cansado

entre plumas ligeras sagazmente,
plumas del loro aquel tan familiar o triste,
el loro aquel del siempre estar cansado.


Luis Cernuda, Un río, un amor




Monotonía, monotonía, monotonía. Despertarme para comenzar a estudiar, para seguir estudiando. Descubrir que el mecanismo de un bolígrafo puede ser la cosa más fascinante del mundo, dejar la mirada perdida en la ventana que hay frente a mi escritorio, sentir una envidia irracional de la gata, que descansa alegremente sobre la cama. Oír voces lejanas provenientes del resto de la casa, tan lejanas que parecen de otra dimensión. De una dimensión en la que los estudios no constituyen la única realidad. A veces las voces me reprenden: «Descansa un poco, Marina, que te vas a volver loca». ¿Loca? Pero si ya lo estoy. Además, aún faltan cinco exámenes, y uno de ellos es Documentación. Mi cabeza cae con pesadez sobre los apuntes, y me pongo a soñar despierta. Después, alarmada, me doy cuenta de que han pasado más minutos de los que creía.

En épocas de exámenes, cambia mi preferencia normal hacia el día, y paso las horas esperando a que llegue la noche. Nunca he sido capaz de estudiar de noche, así que entonces aprovecho para leer o seguir soñando despierta, que es lo que más me gusta. También dormir –esa actividad que según mi opinión nos hace perder la vida- se convierte en algo interesante; al menos mientras duermes no estás estudiando.

Quedan once días para terminar. La felicidad me espera el 30 de enero. ¿Sobreviviré? Pero estoy cansada del estar cansada

sábado, 10 de enero de 2009

Más días blancos...

Parque Enrique Tierno Galván, Madrid.

Nevada


En el Estado de Nevada
Los caminos de hierro tienen nombres de pájaro,
Son de nieve los campos
Y de nieve las horas.

Las noches transparentes
Abren luces soñadas
Sobre las aguas o tejados puros
Constelados de fiesta.

Las lágrimas sonríen,
La tristeza es de alas,
Y las alas, sabemos,
Dan amor inconstante.

Los árboles abrazan árboles,
Una canción besa otra canción;
Por los caminos de hierro
Pasa el dolor y la alegría.
Siempre hay nieve dormida
Sobre otra nieve, allá en Nevada.


Luis Cernuda, Un río, un amor



Ayer fue un día verdaderamente blanco, en todos los sentidos. Al levantarme, miré de reojo hacia la ventana y me extrañé de la luminosidad que despedía. “Niebla”, me dije, con la indolencia que produce toda época de exámenes. No llevaba puestas las gafas. Me encaminé a la cocina para desayunar, y fue allí, desde el ancho ventanal, cuando me percaté de que había algo más que niebla. Di un saltito infantil y corrí a por las gafas para contemplar el paisaje en todo su esplendor. Y verdaderamente, el mundo parecía cambiado bajo ese manto infinitamente blanco. Las visiones familiares se me hacían extrañas, con una mezcla de misterio, magia y paz. El parque Tierno Galván, que está al lado de mi casa, realmente parecía Andorra. El lago estaba helado. Incluso había gente con esquís… Y yo me abría paso por aquella mullida y blanca alfombra, acordándome del relato de Dublineses en el que la nieve cubría toda la ciudad a modo de un blanco sudario. Era un mundo tan familiar y a la vez tan nuevo…

No dejó de nevar en toda la mañana. Y pensé que era la segunda vez en mi vida que veía nevar así. La primera fue en el lejano diciembre de 1997. Ese día, quise bajar a jugar con la nieve. Pero nunca pude llegar a hacerlo. El espectro de la muerte flotaba alrededor de mi familia, como algo imponente y terrible, hasta entonces desconocido para mí. Por eso, siempre que veo la nieve, recuerdo a mi abuela.

Ayer las horas se volvieron también de nieve, como en el poema de Cernuda. Hoy, queda una fina capa blanca que poco a poco comienza a derretirse bajo la luz cruel del mediodía.

jueves, 8 de enero de 2009

Días blancos

La corde sensible, René Magritte

En el día de su muerte a mano armada


Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello
5 x 5 entonces no eran todavía 25
ni el alba había pensado en la negra existencia de los malos cuchillos.
Yo te juro a la luna no ser cocinero,
tú me juras a la luna no ser cocinera,
él nos jura a la luna no ser siquiera humo de tan tristísima cocina.
¿Quién ha muerto?
La oca está arrepentida de ser pato,
el gorrión de ser profesor de lengua china,
el gallo de ser hombre,
yo de tener talento y admirar lo desgraciada
que suele ser en el invierno la suela de un zapato.
A una reina se le ha perdido su corona,
a un presidente de república su sombrero,
a mí...

Creo que a mí no se me ha perdido nada,
que a mí nunca se me ha perdido nada,
que a mí...

¿Qué quiere decir buenos días?


Rafael Alberti, Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos




Hace muchos años, alguien me dijo que, si los Reyes Magos me pillaban despierta, no me dejarían regalos. Yo, siempre he procurado engañarlos cerrando muy fuerte los ojos, por si acaso les da por entrar a mi habitación. Nunca lo han hecho, o al menos que yo sepa. Yo tampoco he logrado dormir de verdad ninguna noche del cinco de enero.

Ahora, las Navidades han pasado a formar parte de los recuerdos. Y he caído en un espacio blanco, muy blanco, como cuando un lucero pierde la memoria y olvida todo, hasta lo que quiere decir buenos días. ¿A mí nunca se me ha perdido nada? En realidad, se me han perdido tantas cosas. Pero casi he olvidado lo que he perdido. O al menos, eso me digo a mí misma. A veces lo ideal sería olvidar algo que nunca sucedió, y divagar mucho, como hago ahora. Supongo que a ello contribuye mi encierro obligatorio. Queda menos de una semana para comenzar los exámenes, y pasar el día enclaustrada en mi cuarto, estudiando, no es precisamente bueno para la salud mental. Al final, voy a acabar olvidando de verdad lo que quiere decir buenos días

domingo, 4 de enero de 2009

Sequía literaria en Madrid


Llegan los Reyes, y no se pierde la buena costumbre de redactar la famosa Carta. En mi caso, la he llenado de libros de poesía y memorias, rebosante de ilusión. Los tres primeros títulos de mi lista han sido: “Memoria de la melancolía” (María Teresa León), Poesía completa de Miguel Hernández y Obra completa de Rafael Alberti. Y mi decepción ha sido mayúscula cuando los “Reyes” me han confesado que llevan semanas buscándolos por todas las grandes librerías de Madrid (Fnac, Casa del Libro, El Corte Inglés…) y no hay manera de dar con ellos. De “Memoria de la melancolía” ya lo intuía, ya sabía que al ser menos conocido (relativamente, porque es una de las grandes figuras del s. XX) habría pocas posibilidades. Pero lo de Alberti y Hernández me parece un insulto a la cultura. De Alberti poseo el primer tomo de una colección de sus obras completas editada por Seix Barral; pero ahora resulta que no hay modo de dar con el resto de tomos. Y en cuanto a Hernández, es como si no existiera. Nadie sabe de ninguna editorial donde figuren sus obras completas.

La situación me resulta indignante. En todas las librerías nos encontramos con pilas y pilas de títulos como “Eragon” o “Crepúsculo”, o demás bazofias literarias (siento ser tan dura, pero mi frustración resulta palpable), y resulta imposible acceder a la obra de dos grandes literatos españoles. ¿Quiénes son Christopher Paolini o Stephenie Meyer comparados con Alberti o Hernández? Tristemente, todo parece indicar que nos hallamos inmersos en una sociedad de consumo donde la cultura es una forma más de comercialización; todo está bien si con ello hay negocio. Menuda forma más contemporánea de maquiavelismo.

Hace un tiempo, pasé por una situación parecida cuando trataba de encontrar la obra completa de Lorca. Al final tuve que recurrir a la Cuesta de Moyano, donde encontré un fascinante volumen de la ya desaparecida editorial Aguilar, que data de 1971 (5ª edición), con 2018 páginas y tapa de piel, prólogo de Guillén y epílogo de Aleixandre. Me costó nada más y nada menos que 100 euros, pero es una auténtica joya bibliográfica y le he asignado un lugar preferente en mi estantería. Sin embargo, no todo el mundo está dispuesto a gastar 100 euros en una obra como esta, y así llegamos al escaso número de conocedores de Federico. Indignante, absolutamente indignante.

Con Luis Cernuda tuve más suerte, porque hace relativamente poco (2002) fue el centenario de su nacimiento, y se editaron sus obras completas en una colección de tres tomos de Siruela. Aun así, resulta muy fastidioso que sus obras de ensayo, prosa o de teatro no estén más al alcance de los lectores, que solo lo conocen por su poesía. Y resulta más fastidioso aún si pensamos en la calidad inigualable de tales obras.

Mi última oportunidad para encontrar algún ejemplar de mi carta a los Reyes es la Cuesta de Moyano… Por eso ruego que, si alguien conoce alguna librería especializada en Madrid, donde no se hayan vendido por completo al negocio del best-seller, me lo haga saber; yo estaré muy agradecida.

En la imagen, mi querida joyita bibliográfica: OBRAS COMPLETAS DE FEDERICO GARCÍA LORCA, Aguilar, 5ª edición, 1971.

Entradas populares

Larga y prematuramente adiestrado en el ejercicio de la paciencia y en la cuidadosa restauración de ilusiones sistemáticamente pisoteadas, me acostumbré muy pronto a quejarme en voz baja, a maldecir para mis adentros, y a hablar ambiguamente, poco y siempre de otras cosas; es decir, al uso de la ironía, de la metáfora, de la metonimia y de la reticencia. Si acabé escribiendo fue […] para aprovechar las modestas habilidades adquiridas por el mero hecho de vivir.

Ángel González

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Con José Manuel Caballero Bonald en la Residencia de Estudiantes de Madrid, 2011

Ceremonia de entrega de premios del XX Aniversario de la UC3M

Ceremonia de entrega de los premios del XX Aniversario de la UC3M

Ceremonia de entrega de premios del XX Aniversario de la UC3M

Lectura de poemas en la Feria del Libro 2010 de Madrid

Casa natal de Luis Cernuda, Calle Acetres, Sevilla, 2010

Casa de Luis Cernuda durante los años 20, Calle del Aire, Sevilla, 2008

Con la estatua a Federico García Lorca, Madrid, 2008

Casa de Rafael Alberti, El Puerto de Santa María, Cádiz, 2008

Casa natal de Antonio Machado, Palacio de Dueñas. Sevilla, 2010

Residencia de Estudiantes de Madrid, 2008

Museo Dalí, Figueras, Cataluña, 2008

Con la estatua a Ramón Mª del Valle Inclán, Madrid, 2010
Te juzgan mal y sufres por eso. Eres de nieve por fuera y de llama por dentro. Quien te toca se hiela mientras tú te abrasas. No sabes querer y estás queriendo siempre; no sabes vivir y estás vivo. Tu sitio no está en ninguna parte, siempre desearás un lugar diferente...

Luis Cernuda, Comedia inacabada y sin título