lunes, 30 de marzo de 2009

Se anuncian lluvias para los próximos días


AMIGO 2º: La lluvia es hermosa. En el colegio entraba por los patios y estrellaba por las paredes a unas mujeres desnudas, muy pequeñas, que lleva dentro. ¿No las habéis visto? Cuando yo tenía cinco años… no, cuando yo tenía dos…, miento, uno, un año tan solo. Es hermoso, ¿verdad?; un año cogí una de estas mujercillas de la lluvia y la tuve dos días en una pecera.

AMIGO 1º (Con sorna): ¿Y creció?

AMIGO 2º: No; se hizo cada vez más pequeña, más niña, como debe ser, como es lo justo, hasta que no quedó de ella más que una gota de agua. Y cantaba una canción…

Yo vuelvo por mis alas,
dejadme volver.
Quiero morirme siendo amanecer,
quiero morirme siendo
ayer.
Yo vuelvo por mis alas,
dejadme regresar.
Quiero morirme siendo manantial.
Quiero morirme fuera de la mar…

que es precisamente lo que yo canto a todas horas.



Federico García Lorca, Así que pasen cinco años



Y yo también quisiera regresar; regresar siendo ayer, o siendo amanecer, o tal vez sueño. Pero no creo que nadie pierda las alas definitivamente; solo las ganas de volar. Las alas han quedado relegadas a un rincón de nuestros pensamientos, aquel al que solo podemos llegar mientras dormimos. Es la única forma de escapar. Y sin embargo, la lluvia ha llegado de forma inesperada, despertando en mi interior esa pequeña gota de agua que en realidad todos somos, y las notas de esa canción que yo tampoco puedo cesar de repetir.

martes, 17 de marzo de 2009

El elefante de plata

"Los elefantes" Salvador Dalí


Mañana me oiréis afirmar que aún existen alturas donde los oídos perciben el rastro de una hoja muerta diez siglos antes y ese nombre velado que flota en el descenso de las voces desaparecidas.

Ya a mí no me hace falta nada para comprobar la redondez de la Tierra.


Rafael Alberti, Sermones y moradas



Tengo la impresión de que nunca se dará ese cúmulo de casualidades necesarias para transformar de una vez aquel sueño de siempre en forma humana. Es algo inherente al destino. Tan cerca, y sin embargo tan lejos… Pero tu voz ya no existe, y eso es sinónimo de decir que solo existe en mi memoria, y de una forma bastante distorsionada, como las voces de los niños que un día conocimos y que crecieron sin que pudiéramos ser testigos. Por eso, hoy tu voz, esa voz, ya no existe.

Si pienso en ti, un elefante de plata huye por las esquinas recónditas de mis recuerdos, siempre esperando ser alcanzado. Un elefante de plata con la autoestima muy baja a causa de una niña que no sabía agradecer los regalos. Ha huido tan lejos que –esta vez- ya no ha podido ser alcanzado. Y eso que siempre perseguías a los que se dejaban pillar con más facilidad. Cuando los alcanzabas, sonreías triunfante, con una sonrisa casi tan distorsionada como tu voz, y por alguna razón recuerdo un pozo en medio de la arena. Sé que nunca hubo ningún pozo allí, pero en algún sitio nos teníamos que subir para tocar las nubes con la punta de los cabellos. Y para escuchar en mi nuevo walkman aquella cinta antiquísima de sevillanas, aquella que parecía que se iba a romper si la ponía una vez más, de tan vieja que era. Todavía la conservo.

Cada vez que paso por aquel rincón de rejas amarillas y ladrillos blanquecinos, me pregunto qué habría ocurrido si, en vez de irme, me hubiera quedado. Si hubiese seguido contemplando tu rostro día tras día, y escuchando que el rojo era tu color favorito, y regalándote algún secreto de forma ocasional. Hoy, tal vez no tendría este complejo de eterna adolescente que me hace volver a aquellos días. Pero tu voz habría muerto de cualquier modo, y quizá de una forma más definitiva. Puede que lo mejor fuera no romper esa burbuja de cristal que te rodea en mi memoria.

Pero ahora, solo el presente puede modificar el curso del pasado.

viernes, 6 de marzo de 2009

Ensoñación y aturdimiento bajo la cruda luz de mediodía

Era domingo. Un columpio empujaba entre quejidos
la silueta al sol desvanecida de una muñeca inerte.
Los pájaros volvían de excursiones desmedidas,
realizadas para intentar colmar, aunque solo en parte,
los desmembrados sueños de un erizo que dormía despierto.

Silencio en la alameda,
más allá de aquel río inexistente
y del chillido del columpio que jamás se detiene.
Nadie sonríe gratis bajo la luz insomne:
no queda un alma que sostener a grandes bocanadas
entre mis labios azulados.

Silencio; silencio en la alameda,
y en la arena desierta sobre la cual se balancea,
como la horca hendida por el rayo;
la muñeca infinita de ojos desgarrados
y ausencia de mirada bajo sus cuencas rotas.

Y temo lo peor.

Su vacía expresión llena todo el paisaje:
el columpio,
los pájaros rendidos,
el domingo maldito,
la alameda desierta,
los labios congelados de la muerte.
Unos ojos abstractos que jamás se atrevieron a mirarme.
Estoy sola, y no río.

Mis peores temores han sido confirmados:
no pasa nada.



15 de julio de 2008




© Marina Casado


* ADVERTENCIA: Todas las poesías han pasado por el Registro de Propiedad Intelectual.




domingo, 1 de marzo de 2009

Solo recordamos lo que nunca sucedió

Reloj blando en el momento de su primera explosión, Salvador Dalí


Alma Mahler Hotel


Vago por los pasillos de este hotel
construido en los años veinte
(cuando los gansters, la prohibición,
cuando Al Capone, emperador de Chicago) .
Recorro los pasillos fantasmales de un hotel
que ya no existe, o que no existe todavía
porque están erigiéndolo delante de mis ojos,
piso a piso, día a día,
a lo largo del mes de abril de 1991 :
es una proa que navega hacia Times Square,
en donde encallará.
No estuve aquí, no estaré aquí
para ver su culminación en la planta 40,
revestido por la cota de malla nocturna
-lluvia frenética de estrellas
de luciérnagas rojas, verdes, amarillas, azules,
que proclaman el triunfo de las tecnologías
made in Japan, in Germany, in US.A.
Este hotel (y si he dicho otra cosa,
ahora me desdigo) fue construido en 1870.
¿Habrá quien pueda asegurarme
que no es sólo una pesadilla
que va a desvanecerse al despertar?
Me detengo -no puedo continuar ante
la puerta de la habitación 312.
Soy un viajero que ha llegado
de otro nivel del tiempo
pero no sé si pasado o si futuro
(ya no estoy seguro de nada) .
Puede que aún no haya llegado,
que no haya estado aquí jamás,
que ni siquiera exista yo,
o que no sea real mi sufrimiento.
“Alma, mi amor" le grito susurrando,
le susurro, gritando, ante la puerta,
los brazos extendidos,
en la mano la espada flamígera,
para que no transpongan el umbral
del paraíso recobrado en esta habitación;
para que no me hieran.
"Alma, mi amor, no entres".
No quiero que suceda lo que ya sucedió,
lo que va a suceder.
No me ven ni me oyen.
Penetran a través de mí: soy humo
o ellos son humo.
Oigo sonar la transparencia helada
de las copas; pronuncian
palabras que no querría escuchar,
confundidos sus cuerpos en el éxtasis.
"Alma, mi amor, siempre me herirás".
Me abro las venas, me desangro,
como el afluente en el río caudal,
por el torrente de mi música.
Ella restañará la herida,
contendrá, piadosa, la hemorragia.
“Alma, mi amor", y nadie escucha mis palabras.
Este hotel fue derruido
en 1870, en 1920, en 1991.
O acaso nunca haya existido.


José Hierro, Cuaderno de Nueva York




Solo recordamos lo que nunca sucedió. Leí esta frase en la novela Marina (Ruiz Zafón) y ya no la podré olvidar. Nunca nos hemos parado a pensar en la cantidad de recuerdos que no son en realidad más que efímeros miedos o ilusiones que nuestra mente ha sobrevalorado en algún momento de la vida. Sin embargo, no es algo tan ingrávido como podemos imaginar en un primer momento. No lo es, porque precisamente una mezcla de todo –recuerdos verdaderos, ilusiones con vetas de realidad, miedos escondidos en la esquina más remota de la memoria- nos forma a nosotros mismos como personas. Somos lo que fuimos y lo que nunca seremos, y lo que creemos haber sido.

¿El tiempo? Se descompone en las fronteras de los momentos que son demasiado vívidos para pasar a formar parte de los recuerdos comunes. Y si nos situamos en estos momentos, ya no podemos estar seguros de si estamos en el pasado o en un futuro de algo que nunca fuimos. La memoria adquiere la forma de un hotel con cientos de habitaciones cerradas por el paso de la melancolía y por las decisiones que vamos tomando durante nuestra ardua caminata por el calendario.

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Larga y prematuramente adiestrado en el ejercicio de la paciencia y en la cuidadosa restauración de ilusiones sistemáticamente pisoteadas, me acostumbré muy pronto a quejarme en voz baja, a maldecir para mis adentros, y a hablar ambiguamente, poco y siempre de otras cosas; es decir, al uso de la ironía, de la metáfora, de la metonimia y de la reticencia. Si acabé escribiendo fue […] para aprovechar las modestas habilidades adquiridas por el mero hecho de vivir.

Ángel González

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Con José Manuel Caballero Bonald en la Residencia de Estudiantes de Madrid, 2011

Ceremonia de entrega de premios del XX Aniversario de la UC3M

Ceremonia de entrega de los premios del XX Aniversario de la UC3M

Ceremonia de entrega de premios del XX Aniversario de la UC3M

Lectura de poemas en la Feria del Libro 2010 de Madrid

Casa natal de Luis Cernuda, Calle Acetres, Sevilla, 2010

Casa de Luis Cernuda durante los años 20, Calle del Aire, Sevilla, 2008

Con la estatua a Federico García Lorca, Madrid, 2008

Casa de Rafael Alberti, El Puerto de Santa María, Cádiz, 2008

Casa natal de Antonio Machado, Palacio de Dueñas. Sevilla, 2010

Residencia de Estudiantes de Madrid, 2008

Museo Dalí, Figueras, Cataluña, 2008

Con la estatua a Ramón Mª del Valle Inclán, Madrid, 2010
Te juzgan mal y sufres por eso. Eres de nieve por fuera y de llama por dentro. Quien te toca se hiela mientras tú te abrasas. No sabes querer y estás queriendo siempre; no sabes vivir y estás vivo. Tu sitio no está en ninguna parte, siempre desearás un lugar diferente...

Luis Cernuda, Comedia inacabada y sin título