martes, 14 de abril de 2009

14 de abril de 1931


Un día el pueblo español tuvo un sueño. Soñó con liberarse del yugo de la esclavitud, del analfabetismo, de la religión. Soñó con un país libre cuajado de intelectuales, con una Edad de Plata, con uno de los sistemas universitarios más elevados a nivel internacional. Con los campesinos que labraban sus propias tierras, el sufragio universal, el matrimonio civil, el divorcio. Con las reuniones en casa de Aleixandre, las Misiones Pedagógicas, el teatro popular de la Barraca.


Aquel sueño sólo duró seis años, y los españoles despertaron al grito estremecedor de ¡Muera la inteligencia! Fue la culminación de un veneno que nació antes, mucho antes de 1931 y que nadie logró extirpar aquel 14 de abril, y se extendió lentamente durante aquellos meses hasta provocar un despertar sumido en la muerte y en las balas y en el silencio de los desaparecidos. Y en el exilio y el incienso y las palabras prohibidas.


No fue un sueño, sino una realidad que hoy, setenta y ocho años después de aquel legendario 14 de abril, no podemos ni queremos olvidar.



Vosotros no caísteis


¡Muertos al sol, al frío, a la lluvia, a la helada,
junto a los grandes hoyos que abre la artillería,
o bien sobre la yerba que de puro delgada
y al son de vuestra sangre se vuelve melodía!

Siembra de cuerpos jóvenes, tan necesariamente
descuajados del triste terrón que los pariera,
otra vez y tan pronto y tan naturalmente,
semilla de los surcos que la guerra os abriera.

Se oye vuestro nacer, vuestra lenta fatiga,
vuestro empujar de nuevo bajo la tapa dura
de la tierra que al daros la forma de una espiga
siente en la flor del trigo su juventud futura.

¿Quién dijo que estáis muertos? Se escucha entre el silbido
que abre el vertiginoso sendero de las balas,
un rumor, que ya es canto, gloria recién nacido,
lejos de las piquetas y funerales palas.

A los vivos, hermanos, nunca se les olvida.
Cantad ya con nosotros, con nuestras multitudes
de cara al viento libre, a la mar, a la vida.
No sois la muerte, sois las nuevas juventudes.


Rafael Alberti, De un momento a otro

1 comentario:

Edu dijo...

Hola Amiga, me uno a tus palabras, a tus parrafos confrontados con el olvido. La II Republica, es la unidad del pueblo con la pluma. Hoy la memoria de aquel sueño, debe de ser los principios nuestros para el futuro, hoy solo podemos gritar con el corazon.
Viva La Republica!
Un Saludo.

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