
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Pablo Neruda
Diciembre. Vacaciones. Mañanas en pijama. Absurdas comedias navideñas de TVE. Especiales en las series de dibujos animados. La maleta vieja donde se guardan todos los adornos. Separar las ramas del Árbol de Navidad. El canguro de las montañas del Belén. Nieve de corcho. Cadenetas. Anuncios de perfumes. El Calvo. Frío. Bufandas, guantes, gorros de pompón. Panderetas. Pasamontañas. Bromas de la Plaza Mayor. Circo. Chocolate con churros en el Café Comercial. Luces que se desvanecen cuando lloras. Villancicos. Ese Papá Noel que nunca viene a casa porque estás abonada a los Reyes. El otro Papá Noel que permanece en tu estantería el resto del año, y que canta una canción si le das cuerda. Cochinillo asado. Fotos, más luces. Mamá. Orejas de reno. Recuerdos. Lejanía. Olores encontrados. Otra casa, otro salón, otro Árbol. Una niña sentada a la mesa, soñando sueños hoy envejecidos. Envejecidos, pero no muertos. Los mismos ojos, las mismas lágrimas, los mismos labios de cereza madura. Borroso. Nostalgia. Siempres deteriorados por las esquinas. Feliz Navidad.
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