lunes, 23 de febrero de 2009

Madrid, lunes por la mañana

Esta mañana el lunes nace muerto.
Los transeúntes ciegos de esperanza
buscan a tientas una ilusión lo suficientemente sólida
como para aferrar a ella el sentido de la semana
sin que este se desate.

El rocío envenena con su llanto levísimo
los restos de naturalezas muertas
en el Museo del Prado.

Yo vuelvo de perderme
por las quiméricas empresas de la noche,
de proyectar mis nulas escapadas al futuro
donde ser nada es mi único destino,
de tratar de encontrarme en un poema.
Yo vengo de las galerías distantes del olvido,
conservando en la boca el amargo sabor de un desayuno
a base de galletas y sueños nunca realizados.

En la parada de autobuses todos esperan algo más,
un algo no determinado que nunca se presencia,
pero cuyo reflejo remoto e imposible
reluce en sus pupilas apagadas.
Un algo imaginario que también yo esperaba.
Decenas y decenas de desenterrados
avanzan bajo la mañana cruda
arrastrando sus cuerpos sordos, mudos;
a un autobús que los embarca a la rutina.
Y la presencia absurda
de aquel polígono industrial del horizonte
me despierta una sed feroz
de llover a lágrima viva.

Madrid levanta grandes edificios
para alcanzar la sombra de un sol que no despierta.
La madrugada estaba muerta antes de haber nacido.


20 de octubre de 2008



© Marina Casado


* ADVERTENCIA: Todas las poesías han pasado por el Registro de Propiedad Intelectual.



martes, 17 de febrero de 2009

La ingravidez de la conciencia

Alicia en el País de las Maravillas, Walt Disney



Yo seré buscador de oro en Alaska, cowboy en Australia, torero en Sevilla, o algo más que todo eso: no seré nada, y entonces mi vida tendrá esa admirable gratuidad de las existencias perfectas. Y estas palabras que me asaltan: «el desgraciado contable llora la huida morganática de la jirafa en pantuflas», me llenan de una nostalgia irremediable […]


Luis Cernuda, El indolente




Vivimos dominados por una especie de creencia ciega en los sueños inútiles, en los sufrimientos. Siempre aspiramos a un algo más que resulta imposible de lograr, como imposible es su existencia. ¿Por qué ese eterno inconformismo? Pareciera que nuestra vida se nutre de ilusiones que navegan a la deriva, prestas a chocar contra la brusca forma de la realidad. Y no encontramos otro sentido, a pesar de que no hagamos otra cosa que buscarlo.

No voy a afirmar que no merece la pena soñar. Claro que merece, pero siempre tomando conciencia de la propia esencia onírica de nuestros sueños. Los sueños, sueños son, que dijo Calderón de la Barca. El error, el que vengo cometiendo desde siempre, es pretender mezclarlos con la realidad, sin querer admitir que son como el agua y el aceite, pertenecen a mundos distintos. Es la eterna lucha de realidad y deseo que tan bien supo exteriorizar Luis Cernuda.

Ahora ya muchas de las cosas que importaban se han convertido en frágiles anécdotas que al pasar me guiñan sus ojos invisibles. Y es que he decidido vivir en un mundo regido por mi desbocado anonimato, mi desconfianza hacia el futuro y mis momentáneas ilusiones y rabietas de niña de seis años. No pienso madurar en este mundo tan gris; nadie me puede obligar a hacerme mayor, ni siquiera el Tiempo. He decidido que quiero ser todo y a la vez nada, y reírme de la sensiblería empalagosa y de las ambiciones inocuas y conmoverme con cualquier arranque repentino de vulnerabilidad o de extravagancia. Cómo detesto esa patética seguridad de algunas personas. Creen que sus pasos siguen un sendero determinado por el mundo, como si no existiera el azar o las casualidades, y que sus decisiones siempre son las acertadas. La seguridad es la negación de la humanidad, y toda decisión cierra miles de puertas a lo que pudo haber sido y no fue.

No pretendo ser hielo, pero sí aire. Y deslizarme levemente por el mundo, con cuidado de no permanecer mucho tiempo en el mismo sitio, para que mi corazón no albergue la idea de arraigar en él. Y sonreír a todo desde lejos, haciéndome más fuerte en mi papel de espectadora. Cuando el vacío resulte demasiado insoportable, saltaré a mi mundo de fantasía, ese del que nadie más que yo guarda la llave. Allí todo sucede tal como tiene que suceder, y los sueños son la única realidad. Y nadie me va a impedir tener alas cuando quiera tenerlas, o respirar debajo del agua, o vivir en mi propio palacio de cuento de hadas. Me basta esto para ser feliz –si es que la felicidad es algo más que una abstracción desteñida.

jueves, 5 de febrero de 2009

Indolencia

Viajero frente a un mar de nubes, Caspar David Friedrich
.
El viento veía pasar la vida al lado suyo, tan cerca y tan lejos de él al mismo tiempo. Pero ya no intentaba penetrar en ella con uno de sus antiguos arrebatos salvajes, mostrando al pueblo, a las gentes de abajo, que también él era parte de la vida, como otra criatura cualquiera. Ya no intentaba mezclarse en aquella existencia monótona y enigmática de los hombres. Un sentimiento desconocido, mezcla de pereza e indiferencia, comenzó a regir sus días. Se abandonaba a ese sentimiento y en él encontraba si no la paz, la resignación. […]


Luis Cernuda, El viento en la colina




El viento está cansado de ser viento y quiere volverse brisa, y se refugia, una vez más, dentro de sí mismo, igual que en aquellos días en los que el monocorde tictac del reloj aún no le recordaba a cada paso que solamente era un prisionero más del Tiempo. Ha dejado de hacerse preguntas, porque con ello solo conseguía lanzarse de cabeza a un mar de sufrimientos inútiles y de deseos invisibles –también imposibles. Ha aceptado que nunca podrá ser como el resto, aunque lo deseara con todo su aéreo corazón, pues al final siempre acaba imponiéndose su naturaleza de viento. Su romanticismo es demasiado etéreo como para mezclarse con la mentirosa transparencia del océano.

El viento ha encontrado al fin una cómoda posición de indolencia con respecto del mundo de los humanos, una posición que, si bien no le permite continuar su cruenta lucha con la Realidad –esa que hasta ahora ha mantenido-, sí le concede al menos la posibilidad de permanecer alejado de ella, soñando e imaginando vidas construidas con flores de papel.

domingo, 1 de febrero de 2009

Vacíos inesperados

Roy Lichtenstein


Ahí, detrás de la risa,
ya no se te conoce.
Vas y vienes, resbalas
por un mundo de valses
helados, cuesta abajo;
y al pasar, los caprichos,
los prontos te arrebatan
besos sin vocación,
a ti, la momentánea
cautiva de lo fácil.
"¡Qué alegre!", dicen todos.
Y es que entonces estás
queriendo ser tú otra,
pareciéndote tanto
a ti misma, que tengo
miedo a perderte, así.


Pedro Salinas, La voz a ti debida



Lo que parecía imposible llegó. Terminaron los exámenes. Tanto tiempo aspirando a una perfecta libertad que ahora aparece salpicada de vacíos. Sé que debería estar feliz, pero una vez más no puedo conseguirlo; y me oculto en una máscara de risas, canciones y parloteos inútiles que engañan a todos menos a mí misma.

Esto es una absurdez, porque tengo que estar feliz y orgullosa de mi recién estrenada libertad. La vida resulta muy complicada si siempre andamos buscándole un sentido perfectamente delimitado. Es mejor dejarse llevar y deslizarte por un mundo de valses helados donde lo peor que te puede pasar es quedarte a solas con tu propia conciencia. Una conciencia que no deja de gritar la misma palabra: Vacío, vacío, vacío. Pero, ¿vacío de qué? No quiero escucharla. Sé que ahora todo parece extraño por no tener más exámenes (que por lo menos aportan algo en lo que pensar), pero la normalidad volverá en unos días, cuando comprenda que lo mejor es disfrutar del momento y no tratar de retorcer la realidad con planteamientos demasiado complejos. Me dejaré llevar una vez más… Y que viva la Libertad.

Entradas populares

Larga y prematuramente adiestrado en el ejercicio de la paciencia y en la cuidadosa restauración de ilusiones sistemáticamente pisoteadas, me acostumbré muy pronto a quejarme en voz baja, a maldecir para mis adentros, y a hablar ambiguamente, poco y siempre de otras cosas; es decir, al uso de la ironía, de la metáfora, de la metonimia y de la reticencia. Si acabé escribiendo fue […] para aprovechar las modestas habilidades adquiridas por el mero hecho de vivir.

Ángel González

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Con José Manuel Caballero Bonald en la Residencia de Estudiantes de Madrid, 2011

Ceremonia de entrega de premios del XX Aniversario de la UC3M

Ceremonia de entrega de los premios del XX Aniversario de la UC3M

Ceremonia de entrega de premios del XX Aniversario de la UC3M

Lectura de poemas en la Feria del Libro 2010 de Madrid

Casa natal de Luis Cernuda, Calle Acetres, Sevilla, 2010

Casa de Luis Cernuda durante los años 20, Calle del Aire, Sevilla, 2008

Con la estatua a Federico García Lorca, Madrid, 2008

Casa de Rafael Alberti, El Puerto de Santa María, Cádiz, 2008

Casa natal de Antonio Machado, Palacio de Dueñas. Sevilla, 2010

Residencia de Estudiantes de Madrid, 2008

Museo Dalí, Figueras, Cataluña, 2008

Con la estatua a Ramón Mª del Valle Inclán, Madrid, 2010
Te juzgan mal y sufres por eso. Eres de nieve por fuera y de llama por dentro. Quien te toca se hiela mientras tú te abrasas. No sabes querer y estás queriendo siempre; no sabes vivir y estás vivo. Tu sitio no está en ninguna parte, siempre desearás un lugar diferente...

Luis Cernuda, Comedia inacabada y sin título