Aun si digo sol y luna y
estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo? Deseaba un
silencio perfecto. Por eso hablo.
Alejandra Pizarnik
I.
A veces escribir es vengarse
del silencio a destiempo. En este caso, la poesía más bien sería un arma
cargada de pasados.
II.
La historia nos ha demostrado
que la literatura puede escandalizar, ofender, doler y ser responsable de un
asesinato. La otra, la que solo acaricia, pasa desafortunadamente
desapercibida.
La rabia es el antídoto más
fuerte contra el silencio.
Escribo, luego existo.
III.
La contradicción en dos
modalidades que, a su vez, se contradicen: tratar de demostrar que alguien no te importa y delatarte; decir “me
importas” y ceder a las tentaciones del olvido.
Variación de un refrán
popular: La indiferencia tiene las patas muy cortas.
IV.
Hay silencios enfermos de
derrota, también los hay que son cómplices del orgullo. Todos ellos ocultan un
abanico de miradas a escondidas en las esquinas del presente.
Los olvidos que no lo son sólo
por su nombre jamás eligen voluntariamente el disfraz del silencio. Lo demás, no llegaría a ser
algo distinto del recuerdo de un olvido.
V.
El silencio nunca será el
prólogo de un final. Es necesario que estalle la tormenta para que una historia
pueda haber sido una historia. La tormenta sería el verdadero crepúsculo.
Como en aquella canción, sigo
esperando la lluvia de verano.
1 comentario:
De la mano inspiradora de Pizarnik, una prosa poética reflexiva, certera y entrañable.
Besos ;-)
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