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Tengo mucho miedo
de las hojas muertas,
miedo de los campos
llenos de rocío.
Yo voy a dormirme,
si no me despiertas,
dejaré a tu lado
mi corazón frío.
Federico García Lorca
de las hojas muertas,
miedo de los campos
llenos de rocío.
Yo voy a dormirme,
si no me despiertas,
dejaré a tu lado
mi corazón frío.
Federico García Lorca
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NARRADOR- Se abre el telón. Aparece en escena un gato atigrado y, junto a él…
GATO- ¡Eh, eh, un respeto! Soy una gata. Y me llamo Luna.
NARRADOR- Lo siento, un error lo tiene cualquiera… Volveré a empezar. Se abre el telón. Aparece en escena Luna, una gata atigrada y, junto a ella, un vestido azul que parece flotar en el aire…
VESTIDO- ¿Por qué sólo te fijas en el exterior? No soy un vestido flotante…
NARRADOR- ¿Quién eres, pues?
VESTIDO- Soy una brizna de aire a la que le gusta pasar inadvertida por el mundo y observarlo todo, pero a su manera, traicionando un poquito a la realidad. Mas no puedo, ¿te das cuenta? Resulta imposible pasar inadvertida y al mismo tiempo llevar puesto un vestido azul. ¿Cuál es el resultado?
NARRADOR- Una visión extravagante, sin duda.
VESTIDO- Sin duda. A nadie le pasa inadvertido un vestido azul flotando en la nada, como tú has supuesto en un principio, y la visión es demasiado extravagante como para olvidarla. Pero todos caéis en el error de no fijaros en quien lleva puesto el vestido, lo cual por otra parte resulta imposible, puesto que no soy más que una brizna de aire, y el aire es invisible para los ojos humanos.
NARRADOR- ¿Cómo debo llamarte, pues?
VESTIDO- Llámame simplemente Marina.
NARRADOR- Bien, muchas gracias. Ya que está todo claro, volveré a empezar… a ver si esta vez nadie me interrumpe. Se abre el telón. Aparece en escena Luna, una gata atigrada y, junto a ella, Marina. Da comienzo el primer acto.
GATO- ¡Eh, eh, un respeto! Soy una gata. Y me llamo Luna.
NARRADOR- Lo siento, un error lo tiene cualquiera… Volveré a empezar. Se abre el telón. Aparece en escena Luna, una gata atigrada y, junto a ella, un vestido azul que parece flotar en el aire…
VESTIDO- ¿Por qué sólo te fijas en el exterior? No soy un vestido flotante…
NARRADOR- ¿Quién eres, pues?
VESTIDO- Soy una brizna de aire a la que le gusta pasar inadvertida por el mundo y observarlo todo, pero a su manera, traicionando un poquito a la realidad. Mas no puedo, ¿te das cuenta? Resulta imposible pasar inadvertida y al mismo tiempo llevar puesto un vestido azul. ¿Cuál es el resultado?
NARRADOR- Una visión extravagante, sin duda.
VESTIDO- Sin duda. A nadie le pasa inadvertido un vestido azul flotando en la nada, como tú has supuesto en un principio, y la visión es demasiado extravagante como para olvidarla. Pero todos caéis en el error de no fijaros en quien lleva puesto el vestido, lo cual por otra parte resulta imposible, puesto que no soy más que una brizna de aire, y el aire es invisible para los ojos humanos.
NARRADOR- ¿Cómo debo llamarte, pues?
VESTIDO- Llámame simplemente Marina.
NARRADOR- Bien, muchas gracias. Ya que está todo claro, volveré a empezar… a ver si esta vez nadie me interrumpe. Se abre el telón. Aparece en escena Luna, una gata atigrada y, junto a ella, Marina. Da comienzo el primer acto.
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PRIMER ACTO
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LUNA (dirigiéndose a Marina)- ¡Ah, así que estás aquí! Yo pensé que a estas alturas te habrías perdido por las páginas de los apuntes de esa asignatura que no sirve para nada… ¿cómo se llamaba…?
MARINA- Efectivamente, digamos que me perdí, pero supe encontrar la salida. O más bien la salida me encontró a mí, porque yo nunca encuentro nada cuando lo busco, y cuando dejo de buscarlo me doy cuenta de que no quería encontrarlo. ¿O tal vez sí?
LUNA- No me has respondido. ¿Cómo se llamaba la asignatura?
MARINA- ¿Qué importa el nombre? Ni siquiera me acuerdo. Un nombre sólo cobra importancia cuando designa algo importante. Y aun en tal caso, podemos inventarlo. Yo de esa asignatura solo recuerdo que tenía las letras muy altas y muy difíciles de escalar. Qué complicado era saltar de una página a otra… La solución fue caminar sin detenerme por los márgenes blancos. Al fin y al cabo, eran el contenido más instructivo.
LUNA- Sigo pensando que dedicas demasiado tiempo al estudio. Deberías tomar ejemplo de mí y dormir más, dicen que es muy bueno para el cutis…
MARINA- Durmiendo se pierde la vida. Los gatos estáis siempre durmiendo porque podéis vivir siete veces antes de que suenen las campanas. Pero no me pidas que duerma. No me pidas que duerma cuando me he pasado tantos años dormida con los ojos abiertos. Lo que quiero ahora es despertar.
LUNA- Me resulta difícil creer eso que dices, que quieres despertar, y verte hablar con una gata.
MARINA- Otros hablan solos. Yo tengo una gata para hablar con ella. Además, que me respondas es signo de que estoy soñando, y eso es bueno. ¿Quién fue aquel que dijo que uno debe aferrarse a sus sueños tan desesperadamente como a su vida?
LUNA- Veo que sigues sin entenderlo. Si estás soñando, eso significa que todavía sigues dormida. Y no me vengas con eso de que la vida es sueño, que Calderón ya empieza a estar pasado de moda…
MARINA- Y qué sabréis los gatos de literatura española. Pero tienes razón, soñar es sinónimo de estar dormida. Siete veces habrán de cerrarse mis ojos antes de despertar.
LUNA- Que así sea…
MARINA- Efectivamente, digamos que me perdí, pero supe encontrar la salida. O más bien la salida me encontró a mí, porque yo nunca encuentro nada cuando lo busco, y cuando dejo de buscarlo me doy cuenta de que no quería encontrarlo. ¿O tal vez sí?
LUNA- No me has respondido. ¿Cómo se llamaba la asignatura?
MARINA- ¿Qué importa el nombre? Ni siquiera me acuerdo. Un nombre sólo cobra importancia cuando designa algo importante. Y aun en tal caso, podemos inventarlo. Yo de esa asignatura solo recuerdo que tenía las letras muy altas y muy difíciles de escalar. Qué complicado era saltar de una página a otra… La solución fue caminar sin detenerme por los márgenes blancos. Al fin y al cabo, eran el contenido más instructivo.
LUNA- Sigo pensando que dedicas demasiado tiempo al estudio. Deberías tomar ejemplo de mí y dormir más, dicen que es muy bueno para el cutis…
MARINA- Durmiendo se pierde la vida. Los gatos estáis siempre durmiendo porque podéis vivir siete veces antes de que suenen las campanas. Pero no me pidas que duerma. No me pidas que duerma cuando me he pasado tantos años dormida con los ojos abiertos. Lo que quiero ahora es despertar.
LUNA- Me resulta difícil creer eso que dices, que quieres despertar, y verte hablar con una gata.
MARINA- Otros hablan solos. Yo tengo una gata para hablar con ella. Además, que me respondas es signo de que estoy soñando, y eso es bueno. ¿Quién fue aquel que dijo que uno debe aferrarse a sus sueños tan desesperadamente como a su vida?
LUNA- Veo que sigues sin entenderlo. Si estás soñando, eso significa que todavía sigues dormida. Y no me vengas con eso de que la vida es sueño, que Calderón ya empieza a estar pasado de moda…
MARINA- Y qué sabréis los gatos de literatura española. Pero tienes razón, soñar es sinónimo de estar dormida. Siete veces habrán de cerrarse mis ojos antes de despertar.
LUNA- Que así sea…
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FIN DEL PRIMER ACTO